- El Fondo pide que se acelere la reclasificación de créditos dudosos y el aumento de provisiones.
- Reclama que las mejoras de ratios de capital no se logren a costa de reducir créditos.
- Las entidades necesitan “planes de contingencia” por los litigios de las preferentes.
- Los pisos caerán más de lo previsto por el banco malo, según el informe.
- El Fondo propone condiciones para que los activos fiscales sean capital.
La reforma financiera española, un año después del rescate europeo a la banca, ha avanzado, pero los riesgos siguen acechando al sector y el proyecto presenta puntos flacos que el Gobierno debe solucionar. Esa es la conclusión global del tercer informe sobre los progresos del proceso de reestructuración que el Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de hacer público y que pone una lista de deberes muy concreta al Ejecutivo de Mariano Rajoy: intentar maximizar el valor de las entidades nacionalizadas, mejorar la gestión de la Sareb (el banco malo) evitando los conflictos de intereses y adjudicando precios más bajos y realistas a los activos inmobiliarios y estimular a los bancos a reforzar su capital frente al pago de dividendos o bonus en metálico, entre otros.
El FMI admite que las acciones destinadas a recapitalizar partes del sector bancario y el traspaso de activos a Sareb “han supuesto un empuje importante a la solvencia y liquidez del sistema”, pero “los riesgos para la economía y el sector financiero siguen elevados” y esta industria bancaria, lejos de favorecer la reactivación, “aún contribuye a las presiones recesionistas con la aceleración de la contracción del créditos, el endurecimiento y las condiciones y los altos tipos de interés”.
A la banca española se le pide que dé más crédito y al mismo tiempo que se sanee y refuerce su capital, una combinación que algunas entidades ven difícil. El informe concluye además que el sector va a tener que realizar más provisiones para cubrirse ante el impago de créditos en tanto que muchos créditos se clasifiquen como morosos o dudosos. “La iniciativa del Banco de España de promover una clasificación más precisa y consistente de los préstamos refinanciados es bienvenida”, señala el documento.
El sector ha recibido inyecciones de dinero público por valor de casi 39.000 millones de euros (casi la mitad para Bankia), pero la banca española sigue despertando dudas, el entorno económico sigue lúgubre y eso puede dañar los balances. “Los riesgos de capital persisten”, sentencia el documento. Y, para mantener el nivel de capital adecuado en la banca, los inspectores del Fondo ponen sobre la mesa una tendencia perversa en el sector: como los ratios se miden con el porcentaje sobre activos, una forma de mantener este tanto por ciento pese a una reducción de capital es menguando la base, la concesión de créditos, lo que está perjudicando la actividad económica. “La acción supervisora para aumentar la solvencia y reducir los riesgos deberían priorizar las medidas que incrementan el capital nominal sobre aquellas que reducen los préstamos”.
Restringir dividendos y bonus
En este sentido, plantea medidas como el requerimiento a las entidades de emitir capital, así como restringir el pago de dividendos o de bonus en efectivo, prácticas que, según el FMI, “deberían ser muy reducidas dados los actuales riesgos”. Por ejemplo, el porcentaje de dividendos pagado en acciones por los grandes bancos españoles se ha disparado desde el inicio de la crisis en 2008. Si estos hubieran ido incluso más lejos y pagado todos sus dividendos en acciones -asumiendo ningún otro cambio relevante en las entidades- , ya hubieran alcanzado los nuevos requerimientos de capital solicitados en las nuevas normas contables de Basilea III.
El fondo también pone el foco en los problemas que tienen las empresas para salir de una situación de suspensión de pagos (o con curso de acreedores), un proceso que teóricamente está pensando para que las empresas con dificultades puedan renegociar y reestructurar su deuda para salir adelante. Pero en España la mayoría no lo consigue, así que el FMI propone cambios en la Ley Concursal para facilitarlo.
También las autoridades deben actuar para que fluya el crédito: el Fondo pide que Madrid refuerce sus planes para reducir la morosidad de las Administraciones con sus proveedores, así como un marco fiscal que favorezca el crédito: es decir, que se penalicen menos las transacciones y más la propiedad (subiendo el IBI). A Bruselas le insiste en la necesidad de acelerar en el proceso de unión bancaria para evitar la fragmentación de los mercados, es por la cual una pyme española paga por el mismo tipo de crédito prácticamente el doble de una alemana. Y el Banco Central Europeo (BCE), debe participar en la ayuda mantenimiento su programa de compra de bonos para los países que lo necesiten.
Contingencia para las preferentes
El informe, que también aborda la factura que el fiasco de las participaciones preferentes (ese complejo producto financiero que ha atrapado a miles de particulares en España) ha pasado a los pequeños ahorradores, advierte de que las entidades deberían contar con “planes de contingencia” ante los costes de los litigios, que pueden mermar su solvencia. La crisis de estos productos de inversión híbridos ha generado un aluvión de pleitos y arbitrajes por aquellos clientes que denuncian do una información engañosa o mala asesoría bancaria a la hora de comercializar las participaciones. “El coste potencial de los litigios en marcha deben seguirse de cerca, con planes de contingencia desarrollados para asegurarse de que los bancos continúan adecuadamente capitalizados bajo todos los escenarios plausibles”, señala el informe.
La industria financiera también se ha preparado para eventuales repuntes de la morosidad a golpe de decretos: el ratio de las provisiones de los créditos que no se pagan al día ha pasado del 37% de finales de 2011 al 43% de finales de 2012. Aun así, “persiste la inquietud por que algunos bancos no estén suficientemente provisionados ante eventuales pérdidas”, apunta el Fondo. Abona el temor el hecho de que el 13,6% de los créditos se haya refinanciado y la mitad de estos sigan calificados como sanos.
El FMI saluda por ello el mandato del Banco de España para que las entidades revisen y reclasifiquen buena parte de estos créditos, a instancia del Banco de España, lo que se traducirá en una mayor necesidad de provisiones —el sector maneja diversas cifras, en el torno de los 25.000 millones—, pero también tendrá otros efectos positivos para el saneamiento, según el Fondo. “Incrementar las provisiones reducirá los incentivos de los bancos para acumular activos con el fin de evitar pérdidas que podrían sufrir si venden activos a su valor real”.
(Noticia extraída de El País)